Un secuela que no tuvo por qué llegar, con una línea dramática carente de continuidad, de historia, un sin fin de tropiezos es lo que nos entrega esta segunda parte de la Dama de Negro.
La historia va rápido, un grupo de niños se ven refugiados en una gran mansión en la que se dice que vivió la dama de negro. El inmueble olvidado y con el antecedente de que fungía como psiquiátrico en sus años de vida, todo esto para proteger a los niños de los atropellos e invasión de la Segunda Guerra Mundial.
Un niño en específico es el que ahora persigue la Dama de Negro, con él se desarrollarán muchas mas historias que nos hacen recordar parte de la primera entrega, el asecho del personaje, la manera en que reclama justicia por su hijo y por momentos se entrelazan situaciones que están fuera de la trama y de la historia misma.
Lo mas relevante de película recae en su ambientación, saben aprovechar los recurso y sonidos que se tienen que manejar en un contexto de desolación, de melancolía y de una gran dosis de suspenso que se ha generado a través de las imágenes.
Otro recurso relevante que marcaria en este film es el trabajo con los niños. Siempre, si se quiere llegar a conmover al espectador, preséntales niños en situaciones críticas, olvidados, solos y con un sentimiento que con solo verlos juro que lloras, lo mas conmovedor que puedas trabajar siempre será con ellos.
En fin, La Dama de Negro no es más que un capítulo de una de las muy de moda series de terror, un capítulo que pudo evitar llegar al cine, momentos por demás vistos, el factor miedo que quieren lograr se queda en el intento, los gritos y sustos que puedan hacer reaccionar al espectador jamás aparecen, ya un film muy visto y una trama por demás repetitiva.
Así es, la Dama de Negro, se quedó en el intento.
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